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Foto © Bob Miller
Mi pasión: proteger las tortugas de Cerro El Fatal (“Chelonoidis donfaustoi”)
26 enero, 2018
Mi nombre es Wilman Valle. Tengo 47 años de edad y desde cuando tenía 20 años soy guardaparque del Parque Nacional Galápagos. Nací y crecí en el sector de El Camote en la isla Santa Cruz y desde muy pequeño siempre estuve familiarizado con las tortugas gigantes, especialmente aquellas que habitan al Este de Santa Cruz, debido a que siempre llegaban a mi finca. Además, cuando salía a mis faenas de cacería de chivos y cerdos introducidos en el sector conocido como Cerro El Fatal, siempre las encontraba; los caminos que ellas abrían me facilitaban las caminatas buscando especialmente los cerdos.
Estos encuentros cercanos con tortugas durante toda mi vida me llevaron a convertirme en guardaparque. Gracias a mi profundo conocimiento del sector este de la isla Santa Cruz, desde el año 2001 cuando salí del grupo de cacería de cabras y cerdos en la isla Santiago, una de mis tareas principales ha sido la protección de los nidos de tortugas, para evitar que sean depredados por los cerdos salvajes. Para ello, anualmente durante la temporada de anidación he tenido que visitar El Fatal por lo menos unas 40 veces cada año.
Siempre he disfrutado este trabajo y conozco casi todas las tortugas de El Fatal. Desde el 2015, cuando los estudios genéticos confirmaron que se trata de una especie diferente a las tortugas que habitan al Oeste de Santa Cruz, considero que esta población necesita no solo que se proteja sus nidos, sino que se las estudie más y que se establezca nuevas medidas de manejo, ya que se trata de una especie única y con pocos individuos. En el pasado muchas tortugas de este sitio fueron sacrificadas por el ser humano y muchos nidos depredados por cerdos.
Además, hace unos años atrás el pisoteo de las zonas de anidación por parte de los burros salvajes, constituía un problema serio que limitaba la reproducción de las tortugas de El Fatal. A esto se sumaba la competencia por alimento con las cabras ferales, pero los guardaparques hemos trabajado fuerte y constantemente para controlar estas especies introducidas, logrando casi su erradicación en esta zona, aunque aún quedan unos pocos individuos. Pero ahora surgen nuevos problemas, en este último año, un grupo de cinco compañeros dedicamos varios días a realizar control de supirrosa (Lantana camara), una planta invasora que está invadiendo la zona de anidación. Si esta especie agresiva logra cubrir la zona, sería muy grave para las tortugas, ya que es uno de los pocos lugares que tiene las condiciones apropiadas para que las hembras puedan excavar sus nidos y colocar sus huevos.
Desde el 2016 la isla soportó un periodo de sequía muy largo y con temperaturas muy bajas. Eso hizo que la época de anidación de 2017 se retrase, hasta que, en noviembre, que debe ser al final de la época de anidación, hemos encontrado nidos recién puestos. La sequía, además, provocó que el periodo de incubación de los huevos de la temporada anterior se extienda por varios meses. Eso nos dio la oportunidad de encontrar 60 tortuguitas emergiendo de sus nidos, las que las trasladamos al Centro de Crianza Fausto Llerena, para que sean cuidadas hasta que tengan edad suficiente para no ser atacadas por depredadores introducidos, particularmente ratas y hormigas de fuego (Solenopsis geminata), esta última especie de reciente arribo y establecimiento en el área de vida de las tortugas y particularmente en la zona de anidación de cerro El Fatal.
Como galapaqueño y guardaparque, espero seguir teniendo la oportunidad de con mi esfuerzo y sacrificio contribuir a la conservación de esta especie de tortugas única y que son parte de mi vida.
Wilman Valle ha sido un guardaparque con el Parque Nacional Galágagos durante 26 años. Él ha colaborado con el Giant Tortoise Restoration Initiative en los años recientes, con sus esfuerzos de preservación y protección de las dos especies de tortuga gigante en la isla Santa Cruz – del oeste y del este.
By: Kimber Wukitsch